(Universidad del Magdalena - Universidad de Pamplona, Especialización en Metodología de Enseñanza del Español y Literatura, 1995)
Argote Rico, Rocío; Prado Morales, Alberto
No es secreto que en el problema de la lectura no sólo tienen culpa los estudiantes, ni los textos, sino también los docentes se constituyen en los más grandes responsables del caos lector en las escuelas y en el país. El docente que enseña lectura debe estar en condiciones de sonreír y de bromear con los estudiantes. Entrar en la lectura no como camisa que sabe a rancio sino como esa danza endiablada, encantada, que envuelve el cerebro y lo lleva más allá de la comprensión, lo lleva al cosmos fabuloso de la magia. Solamente con magia se puede hacer que los estudiantes aprendan la delicia de la lectura. La lectura debe significar no sólo en su contexto de palabras, sino en el ambiente del joven, en su forma de ver el mundo. Además, debe ser un lector crítico y completamente autónomo.